La vida está llena de lecciones. Algunas fáciles y otras no tanto. El paso del huracán María fue una de las enseñanzas más fuertes para muchos puertorriqueños. Pero sería una mayor tragedia si no aprendiésemos. En Forward Learning, aprendimos varias cosas durante este tiempo. A continuación, compartimos 10 lecciones aprendidas luego del paso de María.
10 lecciones aprendidas:
Paciencia:
Con tanto ajoro por llegar a los lugares y hacer las cosas, se nos olvida tener paciencia. Queremos todo ahora y de inmediato. Después del paso de María, hay que hacer fila para todo. Desde comprar suministros, conseguir agua y hasta comprar combustible, hay filas interminables para todo. La paciencia, una vez casi olvidada, ha hecho un regreso forzado a nuestras vidas.
Establecer prioridades:
Hay un viejo dicho: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Tenemos la costumbre de postergar porque pensamos que el tiempo esta de nuestro lado. Lamentablemente, no es el caso. Ahora hay que planificar el día debido a las filas y la escasez de recursos. Hay que hacer lo máximo en un día porque no se sabe si lo podrás hacer mañana.
El valor de las cosas:
Aprendimos lo poco que valoramos. En especial cuando se vive en abundancia. Ahora, todo tiene un valor adjunto a él, ya sea el agua, los alimentos, el combustible. Pero más que las cosas materiales, se aprende a valorar la gente, la familia, una sonrisa, un gesto amable y el tiempo.
Tolerancia:
Tolerancia, según la rae es: respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. Durante este tiempo se ha podido practicar dicho respeto hacia los demás. Nunca falta alguien que exprese un comentario que incomode o rete nuestras ideologías. Pero cuando antes enfrentábamos o contendíamos, ahora dialogamos y discutimos ideas.
Regresar a lo básico:
Por la falta de energía eléctrica, hemos tenido que regresar a lo básico. A falta de juegos electrónicos, los chicos han desempolvado los juegos de mesa y las bicicletas. Los adultos participamos más en conversaciones con las personas presentes. Buscamos entretenernos con juegos clásicos como cartas y dominó.
Preparar planes de emergencia:
Mi abuela tenía un refrán: “ahora da tiempo a contarle las hojas al palo”. Esto significa que después de la situación, es fácil decir “hubiera hecho esto en lugar de aquello”. Pues es el tiempo de poder analizar que hicimos durante este fenómeno atmosférico, qué funcionó y qué no, para estar mejor preparado para el próximo.
Trabajo en equipo:
Qué difícil se nos hace trabajar con otros. Muchas veces desconfiamos en las capacidades de los demás para hacer un buen trabajo, pero con tanta destrucción aprendimos a dejar esa desconfianza a un lado, enrollarnos las mangas y trabajar junto a nuestros vecinos y amigos para mejorar nuestra comunidad.
El amor familiar:
No hay nada que se iguale a la familia, pero lamentablemente se nos olvida. A veces tenemos peleas y rencores con familiares por tonterías. Entre escombros y destrucción, el buscar la manera de perdonar y reencontrarse con un familiar no tiene precio.
Las relaciones humanas:
Ya sea familia, vecinos, compañeros de trabajo o conocidos, nos alegramos ver que están en salud. Lamentamos las pérdidas de aquellos y valoramos la vida cada día más.
Escuchar:
Con la tecnología y la conectividad constante con personas a distancia, muchas veces olvidamos estar presentes para aquellos que están cerca de nosotros. Aprendimos a escuchar de verdad, realmente estar presentes en el momento e interactuar genuinamente con las personas.
María ha sido una maestra muy fuerte e inclemente. Su lección fue repartida sin discreción ni misericordia. Aprendimos valorar y dar gracias por cada día que tenemos. Aprendimos y seguiremos aprendiendo.
Seguiremos aprendiendo…. Gracias Juan.