¿Alguna vez expresaste o escuchaste: “…es un modelo a seguir”? Haz pensado en la importancia de estas palabras, no tan solo por quien se dicen, sino por los que la escuchan. Un modelo establece lo mejor de sí, con unas virtudes y características, que si muchos las tuvieran el mundo sería mejor. Una persona que está consciente de ser un modelo, no solo se queda con las cosas que lo hacen serlo, sino también las comparte. Busca activamente que otros puedan alcanzarlas hasta mejor de lo que lo ha hecho él.
Esta es la vida diaria de un docente: modelar y desarrollar. Ahora bien, un educador modelo es una figura que posee el conocimiento de lo que enseña. Además, posee la forma ideal de ver, razonar y reaccionar ante la vida. Esto nos debe llevar a preguntar, ¿cómo está mi inteligencia emocional? ¿Puedo mejorar el aprendizaje de mis estudiantes si desarrollo las habilidades emocionales y afectivas? La contestación es sí. El maestro que esté involucrado activamente en el desarrollo afectivo tiene que hacer un uso consciente de su inteligencia emocional en el trabajo (Extremera & Fernández-Berrocal).
En los modelos educativos innovadores, las integraciones académicas a las emociones juegan un rol importante y cada vez, son más los países que buscan enriquecer sus currículos académicos con actividades que refuercen la inteligencia emocional. Pero, ¿qué ocurre si en tu país todavía el currículo no está alineado? Entonces es un momento importante para recordar el compromiso que tienes de ser un modelo para tus estudiantes. Eres una influencia directa en sus vidas. A continuación comparto con ustedes cuatro actividades socio emocionales que van a enriquecer tus clases durante el quehacer diario.
Actividades socio emocionales
- Mediante noticias que trastocan la sensibilidad, puedes establecer conversaciones donde se observe un problema. De esta forma puedes intercambiar opiniones y ofrecer tus consejos.
- Al presentarse problemas interpersonales entre los estudiantes se puede establecer mediación. Ofrece una solución permanente que sea de beneficio para ambas partes y el resto de grupo.
- Mediante la estrategia del “role play”, podemos colocar a los estudiantes en la posición del otro. Así logramos empatía ante las situaciones.
- Presentarles películas o vídeos que permitan aprender sobre las diferentes reacciones del ser humano a los conflictos y sus sentimientos.
Mediante estas actividades pueden observar las distintas posibilidades de reacciones ante conflictos. De esta manera puedan ir reconociéndolas, comprenderlas y así generar empatía entre sus compañeros. Aprender a reconocer las emociones en nosotros y en los demás nos ayudará a enfrentar dichos problemas. Además de desarrollar la capacidad de solucionarlos de manera que nos afecten lo menos posible. El modelo de inteligencia emocional de Mayer y Salovey (1997), propone una serie de habilidades básicas tales como: la percepción, asimilación, la comprensión y la regulación emocional. El desarrollar éstas habilidades nos ayuda a enfrentar los problemas de orden cotidiano. Además de prevenir y reaccionar eficientemente a problemas de mayor escala como lo son el consumo de drogas, suicidio, maltrato, entre otros.
Queda claro entonces que la integración de los aspectos académicos y socio-emocionales son importantes para el desarrollo y aprendizaje de los estudiantes. Por lo que es fundamental que un educador tenga pleno conocimiento de sus habilidades en cuanto a la inteligencia emocional. De esta forma podrá modelarlas e influenciar positivamente en el desarrollo de sus estudiantes.
Un educador emocionalmente inteligente tendrá mayor capacidad para percibir, comprender y regular sus emociones y las de sus estudiantes. Logra que su comunidad escolar tenga un ambiente sano y con alto rendimiento académico.
Referencias:
- Extremera, N. y Fernández-Berrocal, P. (sf). La importancia de Desarrollar la Inteligencia Emocional en el Profesorado. Revista Iberoamericana de Educación (ISSN: 1681-5653)
- Mayer, J. D. y Salovey, P. (1997). What is emotional intelligence? P. Salovey & D. Sluyter (Eds). Emotional Development and Emotional Intelligence: Implications for Educators (pp. 3-31). New York: Basic Books.