Los mitos son ideas equivocadas que tienen la capacidad de difundirse en el conocimiento colectivo debido a que la mayor parte del tiempo apelan a la intuición. Además, se vuelven muy populares y persisten, en parte, gracias a la rapidez con la que hoy día se reproduce la información por Internet.
Desafortunadamente, en el campo de la educación existen varios mitos. Como es de esperarse, estos mitos no están respaldados por investigación de base científica y se pueden asociar con la implementación de prácticas equivocadas o que son poco efectivas en la sala de clases. En el artículo de hoy detallo 5 mitos que se han difundido en educación y que es momento de dejar atrás. Antes, debo admitir que llegué a difundir como ideas correctas algunos de los que enumeraré a continuación.
5 mitos que debes dejar atrás
Mito 1: Teoría sobre los estilos de aprendizaje
¿Cuántos no hemos escuchado hablar sobre la importancia de que los educadores adapten la instrucción considerando los estilos de aprendizaje de sus estudiantes? Si bien es cierto que todos tenemos una forma preferida de aprender, no existe evidencia científica que apoye o relacione un estilo preferido de aprender con el éxito para alcanzar los logros académicos. De hecho, existe una gran diferencia entre la forma en que alguien prefiere aprender y la que en realidad conduce a un aprendizaje eficaz y eficiente. Aunque la intención inicial es buena, los intentos de validar esta teoría han fracasado o han tenido resultados débiles. Según Paul Kirschner expresa en su artículo investigativo, congregar a las personas en algún grupo (visuales, kinestésicos, auditivos, etc.) no garantiza que estando clasificadas en los mismos sea su forma más productiva para aprender. De otra parte, ¿cómo saber quién pertenece a qué categoría o estilo de aprendizaje? Resulta sumamente complejo clasificar a un estudiante dentro de un único estilo. Lo recomendable sería trabajar materiales instruccionales considerando el diseño universal para el aprendizaje. Este marco está cimentado en un cuadro teórico que recoge los últimos avances en neurociencia aplicada al aprendizaje, la investigación educativa y tecnologías y medios digitales.
Mito 2: Algunos estudiantes utilizan más el lado derecho del cerebro y otros el izquierdo
Existe la creencia común de que todos tenemos una parte dominante del cerebro que dicta la forma en la que aprendemos o, en algunos casos, que seamos más creativos, dependiendo qué lado del lado cerebro utilicemos más. Sin embargo, de acuerdo con estudios en la neurociencia, el cerebro trabaja de manera integrada. Los hemisferios izquierdo y derecho están conectados y siempre comunicándose entre sí. Este estudio, en el que se utilizaron scanners de fMRI para explorar el cerebro de 1011 personas entre las edades de 7 y 29 años, concluyó que: “Los datos no son consistentes con un fenotipo de cerebro completo en el que haya una mayor fuerza del lado izquierdo o derecho del cerebro en todos los individuos.” Para más detalles sobre este mito, te invito a que leas el artículo de José Sanchéz, Neurocientífico y consultor experto en comportamiento humano.
Mito 3: La pirámide o cono de aprendizaje
Si haces una búsqueda en Google utilizando la frase “pirámide de aprendizaje” aparecerán infinidad de imágenes como la que se muestra a continuación. De acuerdo con esta pirámide, cuando un estudiante en una clase solo escucha al maestro, luego de un día únicamente podrá recordar el 5% del material presentado. En segundo lugar, se muestra la lectura, con un 10% de retención luego de 24 horas y así sucesivamente con el resto de los elementos en el cono.
Este ha sido uno de los mitos que más se ha difundido y aunque fue derribado hace mucho tiempo, todavía un sinnúmero de personas lo siguen tomando como un hecho. Incluso, sigue apareciendo en libros y publicaciones educativas. Ninguna de las versiones de esta pirámide se basa en información que se ha validado científicamente ni en lo que las ciencias cognitivas han revelado sobre cómo las personas aprenden (Subramony 2014). Usualmente, esta pirámide la asocian a Edgar Dale, un educador de Minnesota. Sin embargo, Edgar Dale nunca publicó o incluyó algún porcentaje de retención en jerarquía atada con algunas formas de aprendizaje y su eficacia. Dale lo que sí presentó fue un cono en el que clasificaba experiencias audiovisuales, de las más abstractas a las más concretas. En este capítulo puedes encontrar más información sobre su trabajo original.
Mito 4: El exceso de azúcar reduce la atención y vuelve a los estudiantes hiperactivos
Debo admitir que llegué a expresar la frase “No le ofrezcas dulces a ese niño que se vuelve hiperactivo.” Este mito es uno de los más instalados en la creencia colectiva. Una de las razones de esta asociación errónea, según los expertos señalan, puede deberse a que casi siempre es en las actividades especiales en las que los niños, cuando consumen dulces, están más emocionados y su conducta se vuelve eufórica. Sin embargo, es solo eso, un mito. Científicos de la Universidad de Vanderbilt, Estados Unidos, analizaron 16 estudios realizados hasta 1995 sobre los efectos del azúcar en los niños. Según los resultados de las investigaciones no se encontró evidencia de que los dulces afectaran su conducta o rendimiento cognitivo. Cabe destacar que estos resultados hacen referencia a los efectos del azúcar a solo horas de haber consumido la misma. Existen estudios que sí presentan evidencia sobre los efectos dañinos del azúcar a largo plazo. No solo en los niños, sino también en los adultos.
Mito 5: Los estudiantes de hoy nacen dominando la tecnología
Este mito va de la mano con el famoso cliché que señala “que los niños de hoy nacen con un chip para dominar la tecnología.” Aunque existen diferencias generacionales, esta creencia popular puede ocasionar la implementación de prácticas poco efectivas en la sala de clases al suponer que los estudiantes no necesitan un apoyo considerable para instruirse en el uso seguro y apropiado de los medios digitales. Quizá lo que sí puedan tener los estudiantes de esta generación, por la exposición desde temprana edad, es menos miedo de utilizar la tecnología. Carmen Yot, docente de la Universidad de Sevilla e investigadora del proyecto Aprendizaje Ubicuo, explica que el término de “nativos digitales” debe interpretarse y limitarse únicamente a expresar que son estudiantes nacidos en la era digital, pero no que dominen la tecnología. Puntualiza que los estudiantes necesitan una guía para utilizar las herramientas digitales de forma inteligente, útil, pero sobre todo como un medio para aprender. Por otro lado, no existe evidencia científica que valide que el cerebro de los estudiantes de esta generación haya evolucionado para enfocarse o aprender y dominar la tecnología de forma diferente a los adultos de la generación pasada.
Aprendices de por vida
La manera más efectiva de derribar o desmentir estos mitos es mantenernos en constante aprendizaje. De la misma forma en que fomentamos que nuestros estudiantes analicen la información que encuentran en diferentes medios, como docentes debemos procurar y modelar la importancia de ser consumidores críticos de la información.
El estándar Aprendiz (Learner) de La Sociedad Internacional de Tecnología en Educación (ISTE, por sus siglas en inglés) nos invita a mantenernos actualizados y mejorar continuamente las prácticas educativas. El indicador 1c hace referencia directa a la importancia de que los docentes “se mantengan al día con la investigación que apoya los mejores resultados de aprendizaje de los estudiantes, incluyendo los hallazgos de las ciencias del aprendizaje.”