El Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS) organizó la primera Conferencia de la UNESCO sobre Datos y Estadísticas de Educación. Todo docente debe estar al tanto y dar seguimiento a cada una de las medidas, definiciones y conceptos que se van a llevar a cabo para una aplicación internacional. Para conocer de soslayo su importancia observemos un momento el punto #4 de las cuestiones clave que se discutieron en la conferencia y cito:
“Desarrollo metodológico de indicadores docentes: Los indicadores docentes han formado parte del conjunto estándar de estadísticas educativas comparables durante más de 20 años y, sin embargo, sigue existiendo un grado considerable de incertidumbre incluso sobre las definiciones más básicas, incluidas las relacionadas con los conceptos básicos del ODS 4, como docentes calificados y formados. Los temas que se discutirán… incluyen: nuevas definiciones globales de docentes calificados y formados; metodologías apropiadas de recopilación de datos para monitorear las definiciones actualizadas; mapeo de políticas docentes y desarrollo de indicadores de políticas; y desarrollo de metadatos relacionados con las calificaciones de los docentes y los programas de formación.”
Unesco 2024, p.
Si bien es cierto que la educación es una de las tareas menos comprendidas, aún sin tenerla del todo descifrada, ahora vamos a llegar a consensos y medir. Para medir, debemos saber qué medir. Esta pregunta es lo que yo me haría si pretendo ser parte de aquellos que buscan el “consenso sobre conceptos, definiciones, metodologías y aspectos operativos de la medición de indicadores en forma de recomendaciones y directrices para su adopción como normas internacionales”. Me hubiese gustado que su tercer objetivo, que es “comunicar, debatir y alcanzar un consenso”, fuese el primero. La comunicación clara y diáfana, con buena voluntad será medular.
El arte de conversar sin personalismos es uno importante, fuerte y de gran importancia. Las personas convocadas a esta conferencia necesitaron valerse de toda la apertura mental posible para tratar de conciliar tantos enfoques en conceptos puntuales que todos lleguemos en común acuerdo. Si en Puerto Rico diferimos de una comunidad escolar a otra, ¡cuánto más a nivel internacional! Es un gran desafío. Es un desafío alcanzable con buena voluntad de parte de todos los exponentes y los que se dieron cita. El docente formado está lleno de aspectos teóricos y prácticos donde será fácil para el consenso de conceptos y lineamientos internacionales que satisfagan a todos. Pero el docente calificado es aquél que sabe actuar la implementación en medio de la incertidumbre recurriendo a la heurística social de su entorno. Esa debe ser la aspiración, pero ¿cómo la formo?
Desde mi esquina, y como investigadora, puedo aportar que las decisiones docentes en los momentos de incertidumbre y sin políticas de referencia, se toman basados en la heurística. Debemos observar la heurística docente y clasificar por regiones con experiencias en común para poder definir el concepto de docente calificado y formado acorde a la región que sirve. Un docente calificado y formado en Argentina no tiene la misma heurística que uno de Nueva Zelanda, África o Sonora en México. Así pues, las condiciones sociales de un país pueden ser factores determinantes para calificar o formar un docente y sin duda se vuelven un ente de transferencia directa al estudiante.
La sociedad no le da la forma la escuela, pero la escuela se ve influenciada por sus necesidades. De no ser así, la escuela sería un ente enajenado de aquellos a los que sirve. Las escuelas son un armazón donde aquellos que pensamos aportar en ella debemos trabajar observando al niño y conocer el entorno que le rodea. Las experiencias significativas las diseña el docente por su contacto con la sociedad a la que sirve. Son adultos en formación en un lugar donde espera darles un poco de herramientas para la vida. Leer, escribir, sumar, restar, comprender y aplicar es lo mínimo que se aprende en la escuela. Allí se aprende a compartir en sociedad. Como se establece con el pensamiento creativo: en la escuela también aprendemos a empatizar, definir, idear, probar y divulgar lo que haremos en la vida.
En la escuela se aprende a ser aprendiz. Puedo aportar que el docente calificado es un aprendiz insaciable. Creo que en la entrada de cada escuela de formación docente debería decir: ¡Cuidado! Aprenderás una profesión que no tiene consenso pero que trabaja junto a otros. No tiene lineamientos, pero se comparten experiencias. No es comprendida, pero satisface. No te pagarán por lo que haces y te sientes millonario sin tener un solo centavo. Medirán tu arte de enseñar y la de tus estudiantes de aprender. ¡Debes aprender toda la vida para enseñar unos 30 a 50 años! ¿Estás dispuesto?
