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Artículo original del blog Extra Especial, que busca fomentar la inclusión en las escuelas y demás áreas de la vida.

De acuerdo a datos publicados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la incidencia estimada del síndrome de Down a nivel mundial se sitúa entre 1 de cada 1,000 nacimientos. En el caso del autismo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la prevalencia media del autismo es de 1 en cada 160 personas. Esto quiere decir que es mucho menos probable que como maestro te toque trabajar con un niño o niña con síndrome de Down. Y esto no es bueno ni malo. Es simplemente una realidad estadística y puede provocar más desconocimiento y desconcierto.

En Puerto Rico, la gran mayoría de los estudiantes con discapacidad intelectual están ubicados en grupos de educación especial atendidos por maestros con esa especialidad educativa. Pero poco a poco esa realidad va cambiando gracias a los beneficios probados en la inclusión de los estudiantes con diversidad funcional en ambientes no segregados.

Pero esto no deja de ser un poco desconcertante, especialmente para el docente que recibe a un estudiante con síndrome de Down en su salón regular, y puede sentirse abrumado y preocupado ante el reto, tal vez inesperado, que esto le representa.

Como padres y madres también sentimos muchas dudas y preocupaciones, pero estamos seguros de que la inclusión es el camino correcto y adecuado para que nuestros hijos puedan alcanzar su máximo potencial.

En una conversación con los padres y madres del grupo de apoyo al que pertenezco hablamos sobre esta realidad y aquí les resumo algunos de los mensajes más importantes para nosotros que queremos compartir con los educadores de nuestros tesoros:

  • Tómate el tiempo de conocer a tu nuevo estudiante con síndrome de Down. Observa e identifica cuál es su estilo de aprendizaje y saca provecho de sus fortalezas.
  • Entiende y respeta su tiempo. Sabemos que nuestros hijos algunas veces no estarán al mismo ritmo de los demás, pero eso no significa que no estén aprendiendo o intentándolo.
  • Inclúyelos en las actividades recordando que incluir significa responder a las necesidades de cada uno.
  • No tengas miedo en preguntarnos y expresarnos cualquier duda o preocupación. ¡Somos un equipo! 
  • Como padres también necesitamos ser escuchados. Siempre estamos buscando la forma de educarnos lo mejor posible para beneficio de nuestros hijos. No queremos imponernos, solo queremos que trabajemos juntos para que alcancen su máximo potencial.
  • La comunicación es extremadamente importante. 
  • No asumas que todos los niños con síndrome de Down son iguales. De hecho, cada uno es único e irrepetible. 
  • Lea detenidamente su PEI y trabajemos integralmente para alcanzar las metas propuestas en el documento.
  • Son niños con sus peculiaridades, pero niños al fin. No mires el síndrome sino su potencial. Enfócate en sus fortalezas y no en sus debilidades.

Recordemos que la inclusión no es la búsqueda de la aceptación social ni de la comparación de habilidades y destrezas con los demás. Como lo explica claramente Eliana Tardío en su blog: 

La inclusión es un derecho para todos que promueve la diversidad no solo para aquellos con discapacidades sino para todos los demás que no encajan en el molde y aún así, tienen el derecho humano a existir, ser respetados y ejercer su derecho inherente a pertenecer.”

Si necesitas más información y conocer herramientas más específicas que puedas incorporar en tu salón de clases, te recomiendo el siguiente artículo: La gestión del aula: Una herramienta para la inclusión del alumnado con síndrome de Down.


Este artículo pertenece a Arelis Marrero de Extra Especial. Si deseas ser parte de nuestra comunidad de autores invitados en Forward Teacher, escríbenos a social@forwardlearning.com.

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